5:30 a.m.- El sol entra por la ventana... pero ¿qué hace el sol tan temprano pegándome en toda la cara? Claro, la media hora aquella que nos quitaron. Hay que ver, esta gente hasta media hora nos robó.
Intento bañarme, no hay agua. Bueno, en realidad agua hay, lo que no hay es luz. En consecuencia la bomba no funciona. "Amor, pásame el tobooooo".
6:10 a.m.- Salgo de la casa, sin desayunar porque la charcutería está muy cara y el poquito que queda es para la cena. "Come cualquier vaina en la calle", dice mi esposa.
Saco un billete de 100 para pagar la empanada y la malta, y espero. La espera se hace larga mientras el dependiente va transformando el rostro. De la amabilidad del "¿qué te doy papa?", pasa al frío y cortante "falta mi pana". Coño, 120 bolos que se pierden porque la carne mechada parecía untada con aerosol, y eso a las 10 de la mañana no será más que una anécdota para contar a los panas.
6:30 a.m.- 120 bolos más pobre toca ir a trabajar. Gracias Cuarta República por el Metro, la gran solución para Caracas. Como puedo entro a la estación y tras forcejeos varios logro ubicarme en el andén. En el "gusanito" que se hace no logro saber a ciencia cierta si estoy cerca o lejos de montarme.
No importa, llegó un tren vacío. Ante la duda de si montarme o no, un grupo de muy poco amables obreros/pasantes Inces/cajera de Banesco (nada que ver con el comercial), me lanzaron con tal fuerza dentro del tren que casi salgo del otro lado. Pero bueno, ya estoy allí y en minutos estaré en mi destino.
7:30 a.m.- No estoy cerca de llegar a mi destino. Resulta que un débil de espíritu y mente decidió ponerle punto final a su existencia en estas latitudes lanzándose a las vías. Retraso, calor, gente amotinada. Caldo de cultivo para los enfrentamientos de cualquier tipo.
El carajo que tengo atrás quizás no sabe que yo sé que me lo está recostando sin ningún disimulo. Pero no hay escapatoria. Es recostón, o cata de aromas cerca de la puerta. ¿Cómo puede ser humanamente posible oler tan mal a esa hora?
8:20 a.m.- Decidí no seguir creyendo en el "pronto reiniciaremos movimiento" que sugería el operador del tren donde iba. Decidí poner manos a la obra y culo en moto. Tomar un moto taxi me permitiría llegar rápido a mi destino. Pero, ¿a qué precio?
"Son 150, y si quieres te devuelvo y coges el Metro a ver si vas a llegar". Con un mototaxista no se discute. Además todavía estaba pálido del susto al ver la intrepidez con la que sorteaba los retrovisores de los carros. Claro, le dio a un par en la vía, pero con solo mirar al conductor y decirle "¿te vas a arrechar diablo?", cerraba cualquier oportunidad al diálogo o al reconocimiento de deuda alguna por el daño causado.
8:30 a.m.- Le explico al jefe la causa del retraso, le muestro tuits de @CaracasMetro, de @Metro_Caracas, hasta de @HaimanVZLA. Ni puto caso. Para él, disfruto dándome ese baño de pueblo todos los días. Segundo llamado de atención en la semana, porque el primero fue cuando me vio ponerle azúcar al café. "Tómate eso así vale, ¿sabes cuánto gasta la empresa en azúcar? Y de paso no hay".
Claro, si seguía consumiendo una cucharada de azúcar con el microscópico vaso de café que me sirvo, no iba a poder comprar su camioneta modelo 2016 (que la debe haber traído del futuro, porque ni idea como hace para tener un carro nuevo en un país con las ensambladoras paralizadas).
Claro, si seguía consumiendo una cucharada de azúcar con el microscópico vaso de café que me sirvo, no iba a poder comprar su camioneta modelo 2016 (que la debe haber traído del futuro, porque ni idea como hace para tener un carro nuevo en un país con las ensambladoras paralizadas).
Pero bueno, todo sea por ese aumento que han pospuesto en dos oportunidades a la espera "que las condiciones estén dadas". El jefe está arrecho, no me habla.
10:30 a.m.- Y más que se va a arrechar. Hoy es el día que me toca para comprar productos básicos en el supermercado. No se todavía que voy a encontrar. Hay una cola y me meto de una, en el camino me dirán para qué es.
En realidad nadie sabe, sólo especulaciones. Leche en polvo dicen unos, café dicen otros. Mi mente comienza a recordar esas mañanas de café con leche y cereal para el desayuno. Todo un lujo reservado para el imaginario. Tres horas después, al llegar al final de la línea sólo había afeitadoras... algo es algo. Al menos me podré quitar la barba. No engaño a nadie con el discurso de "es la moda".
1:50 p.m.- Almuerzo caleta en la oficina. No, no porque lo prohiban. Es porque hoy llevé sólo arroz y vegetales. Carne no hay, pollo queda poco en la nevera y cuesta mucho. Prefiero reservarlo para ocasiones especiales. ¿Pescado? Recuerdo haber comido pescado hace años... había una gaita incluso de un tipo que los había comprado en el mercado porque el lomito estaba caro.
No imagino que se comerían ahorita.
5:00 p.m.- Salida. No me quedo mucho tiempo por múltiples razones. No me pagan horas extras, no quiero que me digan jalabola, y las más importante... preservar mis bienes, entre ellos la vida.
5:10 p.m.- Mis esfuerzos fueron en vano. Al salir un motorizado me arrebató el teléfono con una habilidad única. Pensarán que estoy loco, pero se me hizo familiar incluso. Claro, el mototaxista de la mañana, que remata su faena robando teléfonos por las tardes. Ni modo, no puedo ni tuitear mi arrechera sino hasta mañana que regrese al trabajo, porque el ABA se cayó en la casa desde hace dos meses y CANTV como si la vaina no es con ellos.
7:20 p.m.- Finalmente llego a la casa. Le pedí el teléfono al carajo que me lo recostaba en la mañana, por lo menos para tenerlo como opción. Quizás pasado el día, después de tanto coñazo, me hacía falta algo de contacto humano.
Cariñoso al menos, porque el lepe de mi esposa no fue normal al contarle que me habían tumbado el Blackberry. Para colmo, llegó visita y le tuvimos que dar las tres rodajas de jamón y las dos de queso amarillo que quedaba.
Comería Perrarina, como dicen los "rojitos" que comíamos en la Cuarta, pero al perro en la primera que comenzó el peo económico lo dejamos subiendo hacia El Junquito. Estoy convencido que ahora está en un lugar mejor, comiendo de las sobras de las chicharroneras del lugar. ¡Qué envidia!
9:00 p.m.- Cuesta conciliar el sueño. Claro, con el hambre que tengo. Dicen que para esas noches de insomnio, nada como una buena dosis de cama (si saben a lo que me refiero) para poder dormir.
Pero no hay condones ni anticonceptivas, así que "de aquello" nada.
11:15 p.m.- Paso los canales y veo Zurda Konducta. Hablan de los logros del Gobierno Revolucionario, y como en Venezuela somos más felices que nunca antes en la historia.
Acto seguido le lanzo un zapato al televisor, con el suficiente tino y fuerza para tumbarlo de la mesa y se cae. Ahora sí, ¡estoy jodido!
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Epílogo
Esta es una historia real, le sucedió al amigo de un primo hermano del cuñado de una amiga que trabajaba conmigo.
Cuentan que el carajo se fue a Panamá. Nadie sabe realmente lo que hace, pero por Facebook coloca fotos de supermercados con los anaqueles full. Me imagino que estará pelando bola igual porque el carrito se ve vacío. Pero al menos con un teléfono para tomar fotos y publicar cosas, sin temor a que lo metan preso por tomar foto o lo maten por el aparato.
Quizás a eso se refería Lorenzo cuando decía eso de "cambiar unos problemas por otros...".
Unos dirán que exagero, pero, ¿en verdad exagero? ¿no es plausible que algo así le pueda ocurrir (o le haya ocurrido ya) a cualquiera de nosotros?
10:30 a.m.- Y más que se va a arrechar. Hoy es el día que me toca para comprar productos básicos en el supermercado. No se todavía que voy a encontrar. Hay una cola y me meto de una, en el camino me dirán para qué es.
En realidad nadie sabe, sólo especulaciones. Leche en polvo dicen unos, café dicen otros. Mi mente comienza a recordar esas mañanas de café con leche y cereal para el desayuno. Todo un lujo reservado para el imaginario. Tres horas después, al llegar al final de la línea sólo había afeitadoras... algo es algo. Al menos me podré quitar la barba. No engaño a nadie con el discurso de "es la moda".
1:50 p.m.- Almuerzo caleta en la oficina. No, no porque lo prohiban. Es porque hoy llevé sólo arroz y vegetales. Carne no hay, pollo queda poco en la nevera y cuesta mucho. Prefiero reservarlo para ocasiones especiales. ¿Pescado? Recuerdo haber comido pescado hace años... había una gaita incluso de un tipo que los había comprado en el mercado porque el lomito estaba caro.
No imagino que se comerían ahorita.
5:00 p.m.- Salida. No me quedo mucho tiempo por múltiples razones. No me pagan horas extras, no quiero que me digan jalabola, y las más importante... preservar mis bienes, entre ellos la vida.
5:10 p.m.- Mis esfuerzos fueron en vano. Al salir un motorizado me arrebató el teléfono con una habilidad única. Pensarán que estoy loco, pero se me hizo familiar incluso. Claro, el mototaxista de la mañana, que remata su faena robando teléfonos por las tardes. Ni modo, no puedo ni tuitear mi arrechera sino hasta mañana que regrese al trabajo, porque el ABA se cayó en la casa desde hace dos meses y CANTV como si la vaina no es con ellos.
7:20 p.m.- Finalmente llego a la casa. Le pedí el teléfono al carajo que me lo recostaba en la mañana, por lo menos para tenerlo como opción. Quizás pasado el día, después de tanto coñazo, me hacía falta algo de contacto humano.
Cariñoso al menos, porque el lepe de mi esposa no fue normal al contarle que me habían tumbado el Blackberry. Para colmo, llegó visita y le tuvimos que dar las tres rodajas de jamón y las dos de queso amarillo que quedaba.
Comería Perrarina, como dicen los "rojitos" que comíamos en la Cuarta, pero al perro en la primera que comenzó el peo económico lo dejamos subiendo hacia El Junquito. Estoy convencido que ahora está en un lugar mejor, comiendo de las sobras de las chicharroneras del lugar. ¡Qué envidia!
9:00 p.m.- Cuesta conciliar el sueño. Claro, con el hambre que tengo. Dicen que para esas noches de insomnio, nada como una buena dosis de cama (si saben a lo que me refiero) para poder dormir.
Pero no hay condones ni anticonceptivas, así que "de aquello" nada.
11:15 p.m.- Paso los canales y veo Zurda Konducta. Hablan de los logros del Gobierno Revolucionario, y como en Venezuela somos más felices que nunca antes en la historia.
Acto seguido le lanzo un zapato al televisor, con el suficiente tino y fuerza para tumbarlo de la mesa y se cae. Ahora sí, ¡estoy jodido!
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Epílogo
Esta es una historia real, le sucedió al amigo de un primo hermano del cuñado de una amiga que trabajaba conmigo.
Cuentan que el carajo se fue a Panamá. Nadie sabe realmente lo que hace, pero por Facebook coloca fotos de supermercados con los anaqueles full. Me imagino que estará pelando bola igual porque el carrito se ve vacío. Pero al menos con un teléfono para tomar fotos y publicar cosas, sin temor a que lo metan preso por tomar foto o lo maten por el aparato.
Quizás a eso se refería Lorenzo cuando decía eso de "cambiar unos problemas por otros...".
Unos dirán que exagero, pero, ¿en verdad exagero? ¿no es plausible que algo así le pueda ocurrir (o le haya ocurrido ya) a cualquiera de nosotros?
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