lunes, 23 de julio de 2012

Érase una olimpiada


Si existen eventos llenos de pureza y que por un instante nos hace un paréntesis de nuestro mundo cotidiano lleno de conflictos, crisis, Justin Bieber y demás… son los Juegos Olímpicos (JJ.OO.).


El mundo entero, vinculado al deporte o no, se toma un mes para disfrutar de los mejores atletas de nuestro planeta (sí, recordando con estas palabras al gran Willie Oviedo http://www.youtube.com/watch?v=hlg4wn7OHaY) quienes se dan cita, este año en Londres, para buscar la gloria deportiva. La medalla olímpica representa el non-plus ultra para cualquier atleta.

La historia de Venezuela en los JJ.OO. se traduce en 11 medallas. La de oro conseguida por “Morochito” Rodríguez en México 68, dos de plata también conseguidas en el boxeo (lo que demuestra que a la hora de “tirar coñazos olímpicos” somos unos duros), y ocho de bronce (dos más de esas de boxeo y dos de taekwondo, ratificando lo anterior).

Considerando que hemos participado en 16 JJ.OO. con un total de 565 atletas… ¿Por qué una cosecha tan baja de preseas? Quizás porque los deportes en los que los venezolanos somos realmente destacados, no son olímpicos. Veamos los ejemplos.


-Slalom de huecos en la vía. El venezolano se ha convertido en un experto del slalom de huecos en la vía en sus diferentes modalidades, carro, moto, y a pié. El Estado en sus diferentes estructuras de Gobierno (Nacional, Regional, Local) se ha convertido en un promotor de este deporte, al olvidarse del asfaltado de las calles, o hacer un mal bacheo, lo que origina nuevos y mejores lugares para la práctica de esta disciplina.


-Contorsionismo en Metro. Cuando el Metro en hora pico viene, como diríamos en términos científicos “hasta los tequeteques”, el atleta de esta disciplina logra contorsionar su cuerpo, a la par de mantener un perfecto equilibrio con su vianda de comida, logrando entrar en el vagón donde cualquier pesimista hubiese pensado que no cabía uno más.

-Recostadera de tostón en transporte público. Una disciplina exclusiva para hombres con un alto sentido de la oportunidad. Consiste sencillamente en aprovechar la afluencia de personas en un autobús y deliberadamente comenzar a colocar el aparato reproductor entre las personas que abordan la unidad, sin distingo de género, clase, edad, sexo o religión.

-Salto triple. Aunque en los JJ.OO. hay una prueba con el mismo nombre, no se trata de lo mismo. Aquí en tres saltos debes evitar a la promotora de Perfumes Factory que te quiere “burundanguear”, al señor con muletas que siempre pide para comer pero que en la tarde se va hasta parado en un autobús, y a las evangélicas que te quieren dar “La Atalaya” y “El Despertad” para discutirlo al día siguiente. Todo un esfuerzo.

-Salto largo. Igual esta prueba dista mucho de la que actualmente existe en los JJ.OO. En esta prueba, con sus modalidades en masculino y femenino, el atleta busca de un salto hacer un puente desde un jueves o hasta un martes. Para ello, el(la) deben buscar en el repertorio de excusas de oficina, la más original y brillante para no trabajar ese viernes o lunes que interfieren con el puente que piensan tomar. El récord de esta prueba lo tiene una funcionaria pública que se ha agarrado cuatro de estos puentes con la muerte de la misma abuela. Pobre señora.

-Lanzamiento de puntas. El venezolano, y sobre todo las venezolanas, han logrado destacadas actuaciones en esta disciplina. El lema de este deporte es “el que la agarra la chupa”. El atleta deja colar un comentario, generalmente (siempre) mal intencionado, sobre su contendiente con la esperanza de que este se sienta aludido. El éxito en la prueba está en que el aludido genere una respuesta. Si la respuesta es directa, entonces el punto es para el que la lanzó. Si responde con otra punta, entonces tenemos lo que llamamos el voleo. El punto y el juego lo gana el que primero se salga de sus casillas.

Y como estas, muchas otras más…

Este post lo remitiré al Comité Olímpico Internacional con la esperanza de que los admita para los juegos de Río en 2016. Quien quita, si aceptaron el juego de la soga, cualquier cosa puede pasar.

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