viernes, 17 de junio de 2011

Érase un adulto joven


Hace nada me encontraba intentando tumbar un mango. Luego recuerdo estar metido en un problema entre hipotenusa y catetos. Más tarde estoy en el cafetín de la universidad. Y de repente abro los ojos y estoy con un grabador escuchando las declaraciones de un funcionario público, a la vez que intento tomar rápido el café para comenzar a transcribir.

¿Y desde cuándo tomo café? Recuerdo que por mera curiosidad, estando muchachito, intenté probar a ver que tal. Espantoso. Pasé días con el mal sabor en la boca. Ahora no terminó de despuntar en la mañana, si no tomo una buena taza con poca azúcar, porque últimamente no me está sentando bien.

Sí, la vida es un ratico como dice Juanes. Pero yo pensaba que la transición más difícil era esa de la niñez a la adolescencia. La cual, afortunadamente pasé sin mayor problemas porque realmente no fui tan apegado a cosas de la infancia, salvo con "El Chavo" al cual sigo viendo religiosamente cada vez que puedo (y me río aunque me sepa los capítulos de memoria).

Sin duda que pasar de "chamo", "pavo" (como dicen los que se quedaron clavados en los 80), "muchacho", o "carajito", a ser ya adulto joven es una transformación tan dolorosa como necesaria. Dolorosa porque termina por desligarte de todo aquello que tiene aroma de libertad, para asumir las tan temidas responsabilidades propias de la edad.

Hay detalles que denotan que nos estamos volviendo adultos jóvenes. Anteriormente ante la pregunta "¿escuchaste lo nuevo de...?" o "¿viste el video que estrenaron de...?" sólo tenía una respuesta: Sí. Estaba al día con todo, a pesar de la "volatilidad" de la industria musical moderna.

Pero supe llevar bien la transición entre grupos, las fusiones, separaciones, reencuentros, vueltos a separar... y seguía al detalles todo lo relacionado con los grupos que estaban sonando. Y en lo particular habían emisoras que estaban vetadas para mí.

La música me dio la primera señal de que me estaba convirtiendo en adulto joven. ¿Lady qué? ¿Justin cómo? ¿Y eso no es una marca de zapatos? ¿Cómo es que se llama la negrita esta de pelo rojo? No reconozco a los cantantes de moda. Pero la cosa empeora...

Resulta que las canciones que si me gustan, que me dan nota, que canto a todo gañote... ahora son presentadas en programas que llevan por nombre: "Recuerdos del ayer", "Nostalgias del pasado", "Lo mejor de otras décadas". Coño... ¿y en qué momento Nookie de Limp Bizkit pasó a ser un clásico que no me di cuenta?

La televisión me dio otro golpe de realidad. Aunque a la televisión es posible llevarle el ritmo, siempre hay cosas que te ponen en tu sitio. Parece mentira, por ejemplo que Friends ya tenga más de 8 años que dejó de emitirse. Y que esta generación de pubertos no entienda como es que a uno el adulto joven todavía lo priva de risa los mismos capítulos que hemos visto una y otra vez.

Así como tal vez uno no termine de entender como es que unos mocosos italo-americanos llamen tanto la atención. Es una generación criada con televisión basura. Que creció viendo un "reality show" tras otro, mientras nosotros seguíamos aferrados a productos más elaborados como los "sitcom". Sí... claro indicio de que nos estamos volviendo más selectivos con respecto a lo que vemos. En dos platos: más viejos.

La música electrónica no es lo de antes. La discoteca no nos sienta igual. Las amanecidas nos pegan cada vez más, y cada viernes o sábado es más común que terminemos haciendo una pequeña reunión con amigos cercanos para jugar dominó, o hablar mal de los jefes.

Señores, hemos comenzado el tortuoso camino hacia la vejez. Todavía nos faltan muchas cosas por vivir: matrimonio, hijos, divorcio, otro matrimonio, más hijos, erecciones cada vez más deficientes, exámenes prostáticos...

Pero que le vamos a hacer, es el ciclo natural de la vida. Y lo acepto. Soy un adulto joven. Ahora, a tomar café y seguir trabajando.

martes, 14 de junio de 2011

Érase un caballero andante


Esta es una historia real. Sucede que me subo al autobús para regresar a Puerto Ordaz (tras mi viaje diario a trabajar en Ciudad Bolívar) y como la corrupción no conoce fronteras en este nuestro país, hubo una "sobreventa" de boletos. Algo raro, más en una línea que pertenece al gobierno, pero bueno.

Tres señoritas (digo yo que eran señoritas, ya ahorita uno no sabe realmente) quedaron de pie y así les tocaría estar al menos la siguiente hora. Miré hacia los lados para encontrar solidaridad en mis pares masculinos, pero ninguno hizo caso a la situación que se presentaba. Fue entonces cuando le dije a la que estaba más cerca que si quería sentarse en mi puesto.

Con desconfianza la chica me dijo que "no importaba". Cuando lo intenté con la segunda chica mal interpretó mi gesto y pensó que quería que se sentara en mis piernas. Ni caso. Antes de pasar la misma vergüenza con la tercera, y porque ya en verdad me estaba molestando, decidí levantarme del puesto y quedarme de pie.

Finalmente fue cuando las chicas entendieron que, en serio, quería darles el puesto a ellas y que como pudieran intentaran estar algo más cómodas. No sólo me dieron las gracias, sino que además me dieron una larga charla de cómo la caballerosidad se ha perdido.

Y es cierto. Es un mal común para todos los hombres, pero que se ve con más frecuencia en los de las generaciones más recientes. Quizás fue el Pokemón o Bob Esponja que les atrofió esa parte del cerebro. Pero es imposible, sin exagerar, encontrar un mocoso puberto (léase jovencito entre los 14 y 20 años) que sepa tratar a una chica de su edad.

Basta con practicar el deporte más popular entre los guayaneses que visitan los centros comerciales de la ciudad: Ver pasar.

Siempre los pubertos van adelante como "tanteando el terreno" y en actitud sobrada. Las chicas más atrás, con pintas extravagantes (de las cuales hablaré en otra ocasión), y una actitud más moderada conversando entre ellas.

Una cosa es que uno divida la cuenta con su pareja. Todo un logro de la "liberación femenina" que se ha condolido del bolsillo nuestro. Pero no que ahora el "chuleo" venga de parte de nosotros hacia ellas. Los pubertos asumen conductas propios de un "gigolo" y son invitados a todas partes por las chicas, cuya mente también ha sido atrofiada por una excesiva exposición a Justin Bieber y Lady Gaga.

Si están comiendo, al terminar se levantan y en una actitud muy masculina se toman la barriga y comienzan a caminar, mientras esperan que las chicas recojan las bandejas y las boten. Ellos entre tanto están "hipnotizados" viendo a "Menganita que tiene un cul..." sin el menor recato ante la presencia de las chicas.

Si se trata de una parejita en el cine, ella llevara las cotufas, el refresco y hasta los tequeños que el puberto antojado pidió, mientras este va a "retocarse al baño" (porque no entiendo por qué será que las nuevas generaciones de machos son cada vez más hembras).

No abrirán la puerta a la dama ni de casualidad. Jamás se presentarán ante los padres de la muchacha. Nunca sacrificarán una partida de truco con sus panas, por una salida con una chica. Mucho menos esperen que regale cosas en fechas especiales, pues tampoco lo recordarán.

Por un momento y ante este panorama, de todo corazón, temí por la existencia del ser humano en nuestro planeta.

Afortunadamente la naturaleza es sabia, y ante los "patancitos" que se van formando, también crecen un grupo de "pendejitas" que le hacen el juego y forman parte de este panorama tan patético, como real.

Como dicen... "se juntaron dos mochos para rascarse"


viernes, 10 de junio de 2011

Érase una twitcam


El venezolano es un ser complejo. Digno de ser estudiado a profundidad. Así somos. En ocasiones podemos ser el pueblo más liberal y "open mind" que exista, y de repente nos transformamos al mejor estilo de los difuntos Power Rangers en el más moralista y garante de la "moral y buenas costumbres.

Esta intro viene a raíz del tan mencionado twitcam realizado por la despampanante (porque no existe mejor adjetivo para calificarla) Diosa Canales. Para los que no sepan qué es Twitcam (válido, uno no tiene por qué saberlo todo en la vida), es una plataforma desarrollada por la empresa Livestream para que los usuarios de Twitter a través de su cuenta y con una cámara web transmitieran "en vivo y directo" para todos aquellos quienes accedieran a una url generada por el mismo programa.

El punto es cuestión es que el twitcam de Diosa distó mucho de los que con anterioridad han realizado otros artistas o figuras públicas venezolanas. La señorita Canales rompió record de vistas en el twitcam cuando comenzó de manera bastante sugestiva a despojarse de la poca tela que cubría su humanidad.

De 5 o 6 mil vistas, que no es poca cosa, que tenía el twitcam al comenzar... pasó a más de 15 mil cuando quedó ante la afortunada y más envidiada cámara web del país como Dios la trajo al mundo.

Y así sin más, Diosa quedaba expuesta ante decenas de miles de personas que después de medianoche encontraron un remedio perfecto para combatir el sueño. Pero igual, así sin más y como si de Corpoelec se tratara... ¡puf! Se fue la imagen a un negro desolador. Se nos fue Diosa.

Las reacciones no se hicieron esperar. Y aquí entra esa parte del venezolano que es difícil de entender. Los mismos que todos los días se comen la luz, se colean en una cola, se llevan un bolígrafo del trabajo, pagan con billetes falsos, adulteran los whiskys, y dañan deliberadamente la aguja de las balanzas... por decir menos... ahora estaban escandalizados ante lo hecho por esta chica que, dicho sea de paso, se ha ganado la vida de esta forma desde hace bastante rato.

No faltaron las mujeres que indignadas, pero más que nada celosas por no tener el cuerpazo de la Canales, dijeran que se trataba de "un acto vulgar". Que era preferible tener cerebro antes que tetas, y bla bla bla. Curioso, en un país donde las niñas después de la primera menstruación, tienen su primera inyección de silicona.

Y detrás de las "indignadas" salieron los novios, esposos y galanes de arepera de estas mismas, que para buscar quedar bien entonces también salieron a mostrar su cara más "moralista". "Es denigrar la imagen de la mujer venezolana", y un más largo bla, bla, bla. Curioso, en un país donde las niñas que salen con sus escotes a mostrar la silicona, no escapa de las enfoques de primer plano que con la vista hacen los "caballeros".

Total, que lo único vulgar que le encuentro al twitcam de Diosa Canales es la hipocresía de la gente. Cosas más obscenas vemos a diario en la calle, en nuestros trabajos, en la televisión y hasta en nuestras casas, como para que nos pongamos a debatir sobre si una "vedette" (que finalmente es lo que es...), se desnuda o no para 15 o 16 mil "no indignados".

miércoles, 8 de junio de 2011

Un partido y todas las miserias


Primera entrada del blog. Había tanto que decir, que los 140 caracteres de Twitter y los tantos más que te dan para el muro de Facebook, no eran suficientes.

Antes era común hablar de una Venezuela, y de la "Venezuela Deportiva". Entiéndase este término no acuñado de "Venezuela Deportiva" como esa parte que habitualmente se abstraía ante cualquier evento deportivo, leáse un Caracas-Magallanes, o una final de algún torneo de baloncesto o fútbol. Para el resto de la civilización no eran más que seres extraños, raros... puesto que nunca lograron entender cuál era la motivación de estos sujetos.


Sin embargo, esa división entre un grupo y otro ya no existe. El poder de los medios de comunicación, y yo añadiría también el de las redes sociales, ha hecho que hasta la "niña fresa" más despistada tenga alguna opinión sobre la última pelea de Manny Pacquiao, o lo bien que se ha visto Albert Subirats en las últimas competiciones.

Es por eso que un partido como el Venezuela - España de ayer (07-06-2011), pues ciertamente iba a "paralizar" a todo el país. La campeona del mundo venía con toda su parafernalia, a visitar a una Vinotinto en pleno proceso de preparación para la Copa América, donde buscará emular lo hecho hace cuatro años en estas tierras cuando avanzaron a cuartos de final. Nada fácil.

Eso pasó a segundo plano. El comentario general y lo que importaba para la gran mayoría era que venía Casillas, el novio de Shakira (que tiene nombre y apellido propio: Gerard Piqué), Iniesta y pare usted de contar. Evenpro y Movistar eran los dueños del circo, los que decían cómo y cuándo salían los payasos, y hasta cómo la gente debía comerse las cotufas.

Aquí viene la primera de todas las miserias que el pueblo venezolano desnudó ante este "tristemente célebre" partido amistoso.


Las entradas tenían el módico precio de 350 bolívares, la más barata, y 1850 la más cara. Hasta hace nada, enfermeros se sacaron sangre y cosieron la boca para exigir aumento de sueldo. Hace nada se hablaba de lo pírrico del aumento otorgado por el presidente Hugo Chávez a los trabajadores. ¿Pero sí había para gastar salario mínimo y pico en una entrada para un juego?


Entonces, ¿de cuál crisis hablamos? ¡Estamos muriendo de hambre en Venezuela!

Evenpro además llevó un ardua tarea a la hora de seleccionar a los periodistas que iba a acreditar para tal compromiso. Colegas que domingo a domingo "padecen" (porque el fútbol venezolano no se disfruta, se padece) en cada uno de los estadios para reseñar lo hecho en el torneo local, pues quedaron fuera de la fiesta. Sin embargo los "animadores" de "La Bomba" tuvieron acceso hasta la zona mixta de entrevistas a jugadores. ¿Curioso, no?

Que decir de los que se dejaron arrastrar por la "furia roja". Los atrevidos que por Twitter, en plan Víctor Drija, abiertamente mostraron su simpatía por la selección ibérica. Los mismos que salieron en caravana cuando ganaron la Copa del Mundo, como si fuese un triunfo nuestro. Venevisión que no transmite un juego de fútbol venezolano pero ni por error, esta vez sacrificó "las peripecias de El Chavo", para transmitir el show. Meridiano... bueno... ¿qué decir de tan pobre canal? Y si de Meridiano poco puedo decir, a TVES tanto menos.

Todo un espectáculo montado sólo alrededor de la figura de España. Hasta el ministro del Deporte, Héctor Rodríguez, a quien nunca se le ha visto por un estadio apoyando el fútbol nacional, mandó a instalar pantallas por todo el país para que disfrutaran del partido y "apoyaran a la Vinotinto".


Los aplausos a Casillas cuando salió a jugar los 30 segundos que estuvo en cancha, fue de los momentos más bochornosos de la tarde, sin dejar de lado a un errático Renny Vega.


Total que, más allá del resultado, Venezuela no sólo perdió el partido. Perdió la identidad, el amor propio, el respeto y la dignidad que como pueblo tanto nos ha costado.
Y si así pasa con un partido de fútbol, porque al fin y al cabo es lo que era, que se puede esperar entonces para luchas más significativas. Para que luego venga alguien a preguntar por qué Venezuela está como está...