sábado, 22 de marzo de 2014

¿Qué nos hace falta?


La pregunta no es nueva. Es la misma que nos venimos haciendo desde hace no menos 13 o 14 años cuando comenzamos a ver el camino que tomaba el régimen con Chávez, y ahora con Maduro. ¿Qué nos hace falta? Tras más de un mes de protestas, decenas de muertos y miles de detenidos... es más incesante el deseo de las personas por ver el desenlace de esta película.

Esta semana leí, con indignación primero y con reflexión después, el texto que el economista Mark Weisbrot escribió sobre Venezuela en el diario londinense The Guardian. Con indignación porque ciertamente molesta cuando echan por tierra la lucha que llevamos adelante quienes soñamos con un país libre y en democracia. Pero hay extractos que me llamaron a la reflexión, y los comparto...

"But I wasn’t prepared for what I saw in Caracas this month: how little of daily life appeared to be affected by the protests, the normality that prevailed in the vast majority of the city. I, too, had been taken in by media imagery". (Pero yo no estaba preparado para lo que vi en Caracas este mes. Poco de la vida cotidiana había sido afectada por las protestas, la normalidad prevalecía en la mayor parte de la ciudad. Yo también había sido engañado por las imágenes mediáticas).

Pregunta para los que me leen: ¿cuántos de ustedes han asistido, y cuántas veces, durante este mes al trabajo? ¿cuántas veces ha ido al supermercado? ¿cuántas veces se ha reunido con su familia? Estoy seguro que la respuesta es más de una y es suficiente para demostrar el punto. Si bien la guarimba lo pudo retrasar un día u otro, o una marcha lo pudo haber detenido en una cola... lo cierto del caso es que usted ha seguido con su vida normal. Y yo también. Cuando no estoy marchando, estoy en entrevistas de trabajo o en el supermercado.

Nuestra rutina no ha cambiado. La vida de la gran mayoría (chavista o no) sigue exactamente igual, y eso le da la piso al Gobierno para afirmar que se trata de "focos" a la hora de hablar de las manifestaciones. No juzgo las razones de la protesta (son muchas y debe terminar en la salida de Nicolás Maduro. Punto). Tampoco juzgo los distintos métodos de protestas (aunque mantengo que las guarimbas, una vez cumplido el propósito, es una tontería mantenerlas en el tiempo). 

El problema está en la mayoría indiferente ante la manifestación, la "solidaria de Twitter" y desde luego la mitad chavista del país. A veces se nos olvida, y no lo entiendo, que somos la mitad del país. Ni más ni menos. Que hay gente molesta en aquel lado, claro. Pero, ¿qué hemos hecho nosotros para atraer a ese pueblo rojo descontento? Y recuerden que de este lado también hay molestias. La unidad ya no es tal. 

Y a mí no me contaron esto, como tampoco se lo contaron a Weisbort. He estado en la calle, en el Metro. El mismo día que probé mi primera lacrimógena, y que juré dar hasta la última exhalación por ver a mi Venezuela libre, ese día me monté en el Metro y la gente iba montada como si nada. Y apenas en la superficie se gestaba una batalla campal con la Guardia Nacional.

Los medios han jugado un rol clave en esta lucha. El silencio que han guardado ha permitido mantener el ambiente de "normalidad" que el columnista del diario inglés notó en la ciudad (por eso me molesta cuando habla de "imágenes mediáticas"). Pero es que del lado de la ciudad de Caracas donde vivo no pasa ninguna manifestación, ni a favor ni en contra del Gobierno. La vida de estas personas no ha sido afectada de ninguna manera. Y honestamente la mía se trastoca sólo cuando voy a manifestaciones o cuando entro a Twitter.

¿Qué nos hace falta? Romper las barreras. Nuestra lucha debe llegar más allá de nuestro entorno. Más allá de Altamira, de Alta Vista, de Barrio Obrero, de la Plaza La República, de San Diego. Debemos con nuestro discurso conquistar los espacios de esos que hoy simplemente son indiferentes ante las manifestaciones. Los que se dicen opositores pero están todo el día en su oficina, también deben formar parte de la lucha donde estén. ¿Cómo? Educando al que no piensa igual. Atajando al que habla de "manitos blancas". Informando al que habla de la violencia de las guarimbas.

Theodore Roosevelt decía: "Haz lo que puedas, con lo que tengas, donde estés". Twitter no es Venezuela. No es estadísticamente siquiera una muestra representativa. En los barrios hay pobreza, hambre, escasez e inseguridad... no redes sociales. Debemos estar organizados para llegarles con ideas, con mensajes claros. Y prepararnos además, porque el final de esta película todavía está lejos.

Y testimonios como el de Weisbort pueden replicarse y hacernos cuesta arriba la tarea a nivel internacional. Debemos comenzar a reescribir esta historia. Debemos asumir esta lucha no sólo con el corazón, sino también con la razón. Ahora más que nunca, rendirnos no es una opción. ¿Qué nos hace falta? CONVENCER. Pero para convencer a la otra mitad de la foto, debemos convencernos nosotros mismos que nuestra causa merece todos los sacrificios que podamos hacer.

domingo, 9 de marzo de 2014

Replantearse, no replegarse

Por estos días, toca reflexionar sobre la situación que estamos viviendo en Venezuela. 

Hace unos días hacía la cola para comprar pan (sí, porque ahora hasta para comprar pan hay que hacer largas colas). En la cola una señora comentaba que llegó a las 2:30 de la madrugada al Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela y que la marcaron en el brazo con el número 91.

Me puse a pensar en cuantos planetas visito en mis sueños a esa misma hora, cuando al menos cien o más personas ya están en la calle buscando alimentos en ese supermercado. Multiplico por las personas que salen de su casa a esa hora para ir a otros establecimientos en Caracas. Y así, tantos más que lo hacen en el resto del país. 

Lo curioso es que durante toda su historia, la señora fue incapaz de reconocer la causa por la cual está saliendo al menos dos veces por semana a esa hora para conseguir comida, ojo, no siempre con éxito. En ningún momento se preguntó quién sería el responsable de su desgracia. Yo lo sé, y una parte del país lo sabe. ¿Cómo es que esta señora no?

Las marchas y barricadas creo cumplieron un propósito. Las primeras, demostraron que la oposición sigue activa aún pese a la inoperancia de muchas de sus caras más visibles. Las segundas, sacaron a relucir el lado más vil de un régimen que se ha puesto al margen de la legalidad. Sin embargo, no van a alcanzar nada más. Es el momento de replantear la estrategia.

Cuando hablo de replantearse no debe entenderse como replegarse. Nos ha costado tomar las calles nuevamente, y no creo debamos abandonarlas. Pero a la vez debemos trabajar a fondo para llegarle a esas personas que, como la señora, no entienden que la razón de la protesta es poner fin a su infortunio.

Como no pretendo ser un "opinador de oficio" y por el contrario espero contribuir en algo a la lucha que llevamos adelante, aquí van algunas sugerencias para que pongamos en práctica a fin de profundizar en nuestra tarea de derrocar a este Gobierno ilegítimo. No es para los "líderes". Es para gente común como tú y como yo. 

1-Evangelizar 

"¿Tiene un minuto para el Señor?" ¿Cuántas veces lo hemos escuchado? Los cristianos evangélicos han aumentado en número de manera acelerada en los últimos años. Las razones pueden ser muchas, pero las resumo en dos grandes corrientes. Primero, una sociedad moral y espiritualmente golpeada a todos los niveles. Y segundo, una campaña continua y hasta "agresiva" de "mercadeo" de la religión y la fé en el altísimo.
Es ese el mejor ejemplo que podemos tomar para educar a quienes todavía no saben (o no quieren saber) que el Gobierno es el principal responsable del desastre en el que vivimos. No podemos ver al indiferente o al rojito como enemigo. Porque, nos guste o no, necesitaremos de él para comenzar la reconstrucción del país.

Las marchas y barricadas, lejos de servir para ganar adeptos a nuestra idea, lo que hacen es ahuyentarlos. Reforzar la idea de que somos su enemigo, y que lo único que queremos es abrirle el camino al Imperialismo y bla bla bla. Créanme, que por muy idiota que nos parezca Maduro, su discurso le llega y le está llegando ahora con más fuerza a ese sector.

"Señora, ¿se da cuenta que el Gobierno es el responsable de que usted tenga que dejar su casa de madrugada, y exponerse a la inseguridad, para intentar conseguir comida?" -¿Cómo es eso mijo?... Listo... tenemos una persona ganada a nuestra lucha. Un terreno fértil para sembrar la semilla del descontesto, y por ende, del cambio.

2- Comunicación Alternativa

Si una fortaleza demostró el chavismo durante el golpe de Estado de abril de 2002, es que pudieron derrotar el blackout informativo de esos días. Si hacemos memoria, ningún medio de comunicación transmitió el domingo ninguno de los hechos que precedieron al regreso de Chávez a Miraflores. Ninguno. Nada. Cero. VTV estaba fuera del aire y su señal regresó el domingo en la noche. 

¿Cómo lo hicieron? Durante años, el Gobierno se encargó de instruir a los llamados "Círculos Bolivarianos" para el manejo de medios alternativos de comunicación, incluyendo el popular "boca a boca". No existía Twitter, Facebook, ni los avances tecnológicos de los últimos años. 

Actualmente contamos con más herramientas de la que tenía el chavismo en ese momento, sin embargo me basta con cerrar la pc o no abrir ninguna red social en el teléfono para automáticamente desconectarme de lo que ocurre en el país. No vivo en Altamira, ni Los Palos Grandes ni en Los Ruices.

¿Estamos preparados para un bloqueo total de los medios? ¿Para una caída masiva del Internet? De la mano con el proceso de evangelización, debemos mantener canales de comunicación fluidos y en línea directa desde quienes están dirigiendo la protesta, hasta el último de los opositores en el sector más lejano del país. No es una tarea sencilla, pero es fundamental para lograr el éxito.

Aquí van sólo dos. Vamos a enriquecer la protesta. Pero sobre todo, que la lucha de quienes han perdido la vida a manos del régimen, no sea en vano. Debemos replantearnos, debemos sumar. Esta es la hora.